El sonido del cajón: historia y alma de la música peruana

 El sonido del cajón: historia y alma de la música peruana

En las calles, celebraciones y reuniones familiares de Perú, un sonido único destaca y llega directo al corazón: el redoble del cajón. Esta caja de madera, aparentemente simple, no solo es el alma de la música peruana, sino también un símbolo vivo de la historia de la inmigración, integración cultural e identidad nacional.

Los orígenes del cajón están envueltos en misterio, pero están profundamente ligados a las raíces culturales del país. La teoría más aceptada señala que nació en el siglo XVIII en las ciudades portuarias costeras, especialmente Lima, donde vivían comunidades africanas. A los esclavos africanos llevados a Perú se les prohibía traer sus instrumentos tradicionales. Sin embargo, con creatividad, transformaron cajones de madera en instrumentos de percusión, utilizando palmas y yemas de los dedos para marcar ritmos. Así, expresaban su añoranza por su tierra y encontraban consuelo espiritual en medio de las duras labores cotidianas.

Los primeros cajones eran simples cajas de madera noble. A pesar de su sencillez, producían sonidos agudos y graves según dónde se golpearan: un sonido nítido y brillante al tocar la parte superior, similar a un bombo, y un tono profundo al golpear la parte media e inferior. Este uso ingenioso de objetos cotidianos creó una armonía única entre los ritmos africanos y la vida local peruana.

Con el paso del tiempo, el cajón se expandió más allá de las comunidades africanas y se integró en la música peruana tradicional. En la marinera, baile folclórico emblemático, el cajón es esencial. Sus ritmos van desde enérgicos y animados, acompañando el zapateo de los bailarines, hasta lentos y expresivos, que reflejan miradas tiernas. Este instrumento es central en la música afroperuana, donde el percusionista crea ritmos complejos usando palmas, dedos y hasta codazos, revelando la herencia africana adaptada en Perú.

Hoy, el cajón es clave en la educación musical del país. Niños y jóvenes aprenden sus técnicas desde temprana edad, no solo para dominar el ritmo, sino también para comprender las historias detrás de cada compás. Carlos Mendes, profesor de música tradicional en Lima, afirma: «El cajón es más que un instrumento, es nuestra caja de resonancia. Cada toque cuenta quiénes somos y de dónde venimos».

Además, el cajón se ha convertido en un embajador cultural global. Con el auge de la música latina en el siglo XX, músicos internacionales lo adoptaron. El guitarrista Paco de Lucía lo incorporó en el flamenco, revitalizando este instrumento peruano en España. Actualmente, su sonido se escucha en el jazz, pop y otros géneros internacionales.

Sin embargo, para los peruanos, el cajón es siempre el «sonido de casa». En el Festival Internacional del Cajón de Lima, se reúnen percusionistas de todo el mundo, pero el ritmo auténtico peruano, mezcla de raíces africanas, costumbres locales y memorias de inmigrantes, sigue siendo la esencia del cajón.

El cajón, declarado patrimonio cultural del Perú, es mucho más que un instrumento. Representa la aceptación y trascendencia de la diversidad histórica del país. Cuando las manos vuelven a tocar su superficie, el resonante «dong dong» revive la épica de supervivencia del pueblo peruano escrita al son del ritmo.

Alisson Ayto

Alisson Ayto

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