San Marcos: 474 años entre historia, corrupción y protestas estudiantiles

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la más antigua de América, cumplió el 12 de mayo su 474 aniversario en medio de una crisis institucional que pone en tela de juicio el sentido de sus celebraciones y el uso de recursos en un contexto de múltiples carencias.
Historia y legado
Fundada el 12 de mayo de 1551 por cédula real de Carlos V, San Marcos nació como un proyecto de la corona española para formar élites intelectuales y consolidar el control sobre el virreinato. Inicialmente bajo tutela dominica, la universidad evolucionó hacia la autonomía y laicidad, convirtiéndose en un espacio clave para el pensamiento crítico, la investigación y los movimientos sociales y políticos del país. A lo largo de los siglos, sus aulas han sido testigos de debates fundamentales, reformas y protestas, consolidando su papel como epicentro de ideas y resistencia.
Celebraciones en medio de la crisis
Este año, la administración universitaria organizó una serie de actividades culturales y ceremonias para conmemorar el aniversario, incluyendo desfiles, conferencias y festivales internos. La rectora Jeri Ramón Ruffner destacó los esfuerzos de la comunidad sanmarquina por mantener la calidad educativa pese al abandono estatal y la falta de recursos, resaltando la descentralización de la universidad y la apertura de nuevas sedes en el país. Sin embargo, estas celebraciones se vieron opacadas por el malestar de estudiantes y trabajadores, quienes cuestionan el gasto en festividades mientras persisten graves deficiencias en infraestructura, servicios y bienestar estudiantil.
“A veces no se entiende y se ve como que esto es algo rutinario, como si fuera una empresa o un ministerio. Eso es lo que no se entiende hasta ahora, qué es la educación y qué busca la educación en el país”, expresó la rectora.
Corrupción y malas prácticas electorales
El aniversario llega en un momento especialmente delicado para la UNMSM. El año pasado, las elecciones decanales y de representantes universitarios estuvieron marcadas por denuncias de irregularidades, presiones y manipulación del proceso. El Comité Electoral Universitario terminó renunciando y las elecciones fueron declaradas nulas, como consta en resoluciones rectorales oficiales, lo que obligó a recomponer el comité y reiniciar el proceso. Estas irregularidades provocaron protestas estudiantiles y la toma de facultades, con exigencias de transparencia y democratización de la vida universitaria.
Violencia y represión contra estudiantes
La respuesta de las autoridades ante las protestas ha sido duramente criticada. En octubre pasado, se registraron hechos de violencia cuando un grupo de matones, presuntamente contratados por la administración, atacó a estudiantes que demandaban un nuevo proceso electoral, dejando al menos 20 heridos, 10 de ellos hospitalizados. Los estudiantes acusan a la gestión de recurrir a prácticas autoritarias y represivas para acallar la disidencia, en lugar de canalizar el conflicto mediante el diálogo y la autocrítica.

Cierre arbitrario y confusión en el aniversario
El clima de tensión se agudizó el propio 12 de mayo, cuando la universidad fue cerrada de manera abrupta y sin comunicación clara, generando confusión entre estudiantes, docentes y trabajadores. Las autoridades suspendieron las clases presenciales y dispusieron el cierre de puertas, lo que derivó en enfrentamientos entre guardias de seguridad y alumnos en la puerta 2 del campus. Los estudiantes denunciaron que se les expulsó de las aulas y se bloquearon accesos sin previo aviso, mientras que la administración justificó la medida alegando motivos de seguridad y organización interna.

“Han cerrado facultades y debemos tener en cuenta que hasta el momento se están realizando dos tomas por medidas de protesta, por pedidos legítimos de distintos compañeros en la Facultad de Ciencias Matemáticas y en la Facultad de Educación. Sin embargo, a partir de las 3 de la tarde, los chalecos de seguridad han empezado a cerrar facultades y puertas arbitrariamente”, relató un estudiante.

Crítica a las celebraciones y uso de recursos
La paradoja de celebrar con desfiles y festivales mientras se ignoran las demandas de la comunidad universitaria y se recurre a prácticas autoritarias evidencia una desconexión entre las autoridades y la realidad cotidiana de San Marcos. En vez de priorizar el gasto en celebraciones, la universidad debería enfocar sus recursos en resolver los problemas estructurales que afectan a estudiantes y trabajadores: infraestructura deficiente, falta de servicios básicos, precariedad laboral, y la urgente necesidad de transparencia y democracia interna.

San Marcos, a 477 años de su fundación, sigue siendo un símbolo de resistencia y debate, pero también un reflejo de los desafíos que enfrenta la educación pública en el Perú: corrupción, autoritarismo y abandono estatal. Las celebraciones, lejos de ocultar la crisis, deberían ser un momento de autocrítica y compromiso real con la transformación universitaria.