Tren bioceánico Brasil–Chancay: la carrera logística Perú-Chile

La ambición de conectar Sudamérica con Asia a través de un corredor logístico eficiente ha generado una competencia estratégica entre Perú y Chile. En el centro de esta disputa está el megaproyecto del tren bioceánico Brasil–Chancay, una iniciativa que busca consolidar a Perú como un nodo clave en el comercio transcontinental.
Carlos Aquino, economista y director del Centro de Estudios Asiáticos de la UNMSM, advierte que Chile observa con cautela el avance del proyecto peruano y ya comienza a mover sus piezas estratégicas. “No hay que subestimar a Chile”, alerta Aquino. Perú tiene una ventana de oportunidad importante, pero es limitada y requiere decisiones ágiles.

El tren bioceánico es una oportunidad histórica para Perú. Esta infraestructura conectará Brasil con el moderno Puerto de Chancay. Así, permitirá una salida directa al Pacífico para productos brasileños, bolivianos y argentinos. En un contexto global marcado por tensiones logísticas, como las del Canal de Panamá, esta alternativa resulta geopolíticamente atractiva para países como China y Brasil.
Sin embargo, el avance peruano enfrenta obstáculos. La lentitud burocrática, los conflictos sociales y la falta de planificación ponen en riesgo esta ventaja. “Perú tiene tres o cuatro años para aprovechar condiciones favorables”, señala Aquino. De no actuar rápido, otros países podrían tomar la delantera.
Por su parte, Chile responde con una estrategia de largo plazo. Aunque no cuenta con un puerto de aguas profundas como Chancay, busca mejorar la competitividad mediante el dragado de sus terminales. Además, sus Fuerzas Armadas y el sector privado trabajan para posicionar al país como un hub en el Pacífico Sur.

Desde Santiago, se impulsa el Corredor Bioceánico que conecta Brasil, Paraguay y Argentina con puertos del norte chileno. Esta ruta logística alternativa cuenta con fuerte respaldo político y empresarial. “Chile se prepara para liderar, sin esperar que Perú culmine su proyecto”, advierte Aquino.
A pesar del respaldo de China y Brasil y de contar con un puerto en fase final de construcción, Perú enfrenta su mayor desafío en la falta de liderazgo político y eficiencia operativa. “El problema no es técnico, sino organizativo y político”, enfatiza Aquino. Perú debe acelerar procesos, gestionar permisos y anticipar conflictos sociales.
La posibilidad de que Perú se convierta en el nuevo eje logístico entre Asia y Sudamérica es real pero delicada. Como destacó el embajador de Brasil, existe interés en una colaboración estrecha entre Perú y China. Sin embargo, todo dependerá de la voluntad y capacidad del Estado peruano para liderar el proyecto con visión y rapidez.