Basílica de San Francisco: Tesoro Cultural de Lima en 2025

Saliendo de la Plaza de Armas de Lima, a una cuadra del Palacio Presidencial, se encuentra la Basílica y Monasterio de San Francisco. Actualmente, su exterior está en reparación y protegido por vallas. Para ingresar, es necesario comprar un boleto y seguir una ruta guiada. Esta iglesia fue construida por misioneros franciscanos en el siglo XVI durante la época colonial española. Fue un centro clave de misión, educación y cultura en Sudamérica. Tras ser destruida por un terremoto, fue reconstruida en 1746 con un estilo barroco y morisco. Su exterior es sobrio, pero el interior destaca por su decoración en madera dorada y murales. Es un patrimonio cultural mundial.
La biblioteca del monasterio es notable. Desde su fundación, los monjes han invertido en ella, acumulando 25,000 libros. Entre ellos hay ediciones raras, como el «Libro sin palabras» de Gutenberg, crónicas franciscanas y vaticanas de los siglos XV a XVIII, y volúmenes del primer atlas de la Real Academia Española. Estos documentos son valiosos para la historia, religión, literatura y geografía.
El templo también cuenta con un museo de Criptas, un cementerio subterráneo colonial. Miles de esqueletos están expuestos en el sótano, pero no resultan aterradores. La visión católica considera la muerte como el inicio de la vida verdadera tras el juicio divino. Allí descansan monjes, ricos y habitantes locales que eligieron este lugar por su fe y esperanza en la paz eterna.

El techo de madera tallada refleja la influencia morisca traída por los colonos españoles. Los claustros y patios exhiben mosaicos importados de España.
Al norte del Palacio Presidencial y la Basílica, corre el río Rímac, que nace en los Andes y desemboca en el Pacífico. Es la principal fuente de agua para Lima, una de las ciudades desérticas más grandes y sin lluvia. Aunque el río es pequeño y contaminado, suministra el 75% del agua potable e industrial de la ciudad.
Desde la orilla opuesta del río, se observan casas coloridas en la ladera, similares a las favelas brasileñas. Son los barrios marginales de Lima, con alta densidad y pobreza. La curiosidad me llevó a explorar estas zonas.

Al cruzar el puente, lleno de gente y patrullado por policías, llegué a uno de los barrios más grandes y peligrosos de Lima. Allí ocurren al menos seis crímenes violentos diarios. Las casas ocupan toda la ladera del cerro San Cristóbal, con varios accesos por caminos estrechos.
Cerca del barrio, una base policial entrena perros. Un joven policía me advirtió que entrar era muy peligroso y que mi cámara podría ser robada. Me aconsejó no avanzar, especialmente por las triciclos con toldos, conocidos como mototaxis, que suelen robar y escapar rápidamente. A pesar del riesgo, decidí entrar solo 100 metros, dispuesto a salir si la situación empeoraba.
