Lima en crisis: Urge aumentar áreas verdes para mejorar calidad de vida
El pasado 14 de enero, el satélite Copernicus capturó una imagen sorprendente de Lima, la capital peruana con 12.5 millones de habitantes, que se encuentra en una situación crítica en términos de áreas verdes. Con un clima desértico extremo donde la lluvia apenas alcanza los 10 mm anuales, la necesidad de aumentar los espacios verdes en la ciudad se vuelve cada vez más urgente. Aunque distritos como Surco, Miraflores, San Isidro, Jesús María, San Borja y La Molina destacan por su vegetación, en los conos y el Callao la situación es alarmante, con una escasez casi total de vegetación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 9 m² de áreas verdes por habitante para garantizar una buena calidad de vida. Sin embargo, Lima apenas cuenta con 3 m² por persona, lo que representa un déficit significativo que impacta negativamente en la salud física y mental de sus ciudadanos. Este desbalance no solo agrava las condiciones térmicas urbanas, sino que también disminuye la calidad del aire y aumenta el estrés entre los habitantes.
Los expertos destacan que las áreas verdes son esenciales para mejorar la calidad del aire al absorber contaminantes y liberar oxígeno. Además, contribuyen a regular las temperaturas urbanas, creando microclimas que pueden reducir las temperaturas en hasta 2 grados Celsius. La falta de espacios verdes también se ha relacionado con problemas de salud mental, ya que estos espacios ofrecen un refugio necesario del bullicio urbano y promueven actividades recreativas.
En respuesta a esta crisis ambiental, el Ministerio del Ambiente (Minam) ha instado a los ciudadanos y autoridades locales a implementar iniciativas para aumentar las áreas verdes. Esto incluye la promoción de jardines verticales y techos verdes como alternativas viables para maximizar el uso del espacio urbano. La participación comunitaria es clave; iniciativas como la «Gran Cruzada Verde» buscan involucrar a los vecinos en la plantación y mantenimiento de árboles y jardines.
La revalorización de las áreas verdes ha cobrado fuerza desde la pandemia, cuando muchos limeños comenzaron a reconocer su importancia no solo estética sino funcional. La presión ciudadana ha llevado a una mayor atención por parte de las autoridades hacia estos espacios vitales.
Es evidente que Lima necesita urgentemente un cambio en su enfoque hacia las áreas verdes. Fomentar su crecimiento no solo mejorará la calidad de vida de sus habitantes, sino que también ayudará a mitigar los efectos del cambio climático en esta metrópoli desértica. La transformación hacia una «ciudad jardín» es posible si se toman medidas decisivas ahora.
