Mesa Redonda: 23 años de la tragedia

 Mesa Redonda: 23 años de la tragedia

Lima se preparaba para despedir el 2001 y las principales calles comerciales de Lima, ubicados en la zona empresarial del Mercado Central, se abarrotaron de miles de personas haciendo imposible el desplazamiento de vehículos y comerciantes en el lugar.

Era 29 de diciembre y aquella noche la venta de fuegos pirotécnicos invadió las calles como de costumbre, al igual que todos los puestos comerciales. La mercadería obstruía el acceso y salida a las tiendas, pero también bloqueaba las vías automovilísticas y las veredas peatonales. En ningún lugar existían zonas seguras, señalización, puntos de emergencia o extintores; todo parecía estar listo para iniciar una tragedia.

El reloj marcó las siete con quince minutos (7:15 p.m.) y una chispa inició un incendio de grandes proporciones en la cuadra 6 del Jirón Cusco, exactamente en el Centro Comercial Mesa Redonda, cuyo nombre bautizaría a la tragedia más grande vivida en el país en los últimos 25 años.

Ese fatídico 29 de diciembre, la negligencia, la informalidad y la irresponsabilidad fueron los combustibles perfectos para que el arsenal de fuegos artificiales se encendiese y acabara con la vida de más de 277 personas, en el momento de la tragedia, y otras 150 personas fallecidas días después, a causa de las graves heridas y lesiones.

Esa noche se contabilizaron 170 heridos y más de 180 desaparecidos, muchos de los cuales jamás fueron encontrados.

Según las investigaciones, un comerciante informal o mal llamado “ambulante” hizo la demostración de un pirotécnico conocido como “chocolate”, ocasionando que las chispas enciendan la mercadería que había en el piso, iniciándose la propagación de chispas por todos los establecimientos comerciales.

Pronto, más de 5 edificios con galerías comerciales se incendiaron al mismo tiempo y las personas no pudieron salir por la aglomeración de mercadería y los vehículos que abarrotaron las calles y avenidas, convirtiendo el lugar en una verdadera trampa mortal.

El Perú se paralizó ante las imágenes trasmitidas en vivo por todas los canales de televisión que describían el horror que consumía a la gente sin que nadie pueda hacer absolutamente nada.

Las personas corrían encima de los cadáveres y vehículos, mientras el fuego consumía sus vestiduras. Las paredes caían tras el intenso calor y los estallidos de los cohetes iluminaban la fatídica noche.

Horas interminables de trabajo pasaron para los integrantes del cuerpo general de bomberos del Perú y al amanecer el panorama fue devastador.

En un mensaje a la nación, Alejandro Toledo, entonces presidente de la república, anunció que su gobierno y la Sociedad de Beneficencia de Lima se harían cargo de todos los daños ocasionados por el siniestro,  incluyendo la recuperación de los heridos.

Esa misma noche, además, el presidente prohibió el uso de fuegos pirotécnicos en todo el país como medida principal para evitar nuevas tragedias, medida que con el tiempo se dejó de respetar al punto de regresar a la informalidad y al expendio de pirotécnicos en los mismos centros comerciales que se incendiaron en el 2001.

Querido lector, recuerda que aquel que olvida su pasado está condenado a repetirlo, y repetir la tragedia de MESA REDONDA podría traer peores consecuencias.

Carlos Marina

Carlos Marina

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