Dile un “adiós” al 2024
A medida que maduro en la vida, me vuelvo cada vez más indiferente a muchas cosas que antes consideraba motivo de orgullo. Por eso, cuando llega el momento de resumir mis «grandes logros» al final de cada año, de repente siento que muchas de esas cosas que veía como grandes éxitos en realidad no merecen ser mencionadas. En su lugar, adopto una actitud más sobria, observando el tiempo pasado como si fuera un espectador externo.
Si se vive bien, la vida dura poco más de 30,000 días. En los 365 días que conforman el 2024, que está a punto de terminar, no tengo grandes logros que destacar, pero sí un profundo sentimiento de gratitud. Agradezco a mis padres por darme la vida, a mis maestros por educarme y guiarme, a mi familia por su confianza, y a mis amigos y hermanos por su constante apoyo. He dejado atrás esa etapa en la que me sentía invencible, y en muchas situaciones difíciles, donde no fui capaz de dar lo mejor de mí, fue precisamente el apoyo de quienes me rodean lo que me permitió ser quien soy hoy. No encuentro mejores palabras que estas para expresar mi gratitud.
Alguien bromeó una vez diciendo que estoy rodeado de «amigos de banquetes», pero creo firmemente que estos también son amigos verdaderos. En esta época, en la que a nadie le falta un plato de comida, las personas que eligen compartir su tiempo comiendo, bebiendo, riendo y conversando conmigo son las más queridas para mí. No considero que ninguna amistad sea inútil. Aunque el mundo insiste en que «tienes conocidos en todo el mundo, pero verdaderos amigos, muy pocos», me siento afortunado de ser parte de ese grupo pequeño, pero valioso. Si las personas permanecen cerca en nuestras vidas, más allá de las casualidades, seguramente obedece a una causa más profunda.
Soy alguien que evita incomodar a los amigos y jamás utilizaría la «amistad» para transgredir principios o normas. Aunque llevo muchos años lidiando con los desafíos del entorno empresarial, sigo fiel al antiguo dicho: «Un caballero ama el dinero, pero lo obtiene de manera correcta». Al llegar a una edad en la que, según la cultura china, deberíamos comprender nuestro destino, lo más importante es aprender a no interferir en el camino de otros para satisfacer nuestros propios deseos. La vida nunca es fácil para nadie; antes de alcanzar el éxito, es necesario aprender a apoyar a los demás.
En 2024, al mirar las más de dos mil fotos guardadas en mi celular, no puedo evitar sentir una pequeña sensación de orgullo. Aunque somos caminantes en este mundo, no debemos limitarnos a ser espectadores de la historia; más importante aún, debemos ser participantes e incluso formar parte de la historia humana. Mirando atrás, puedo ver que he dejado mi huella en el majestuoso mega puerto de Chancay y en la sinuosa carretera de montaña que conecta los cielos entre Huánuco y Huallanca. Aunque no puedo decir que he hecho lo suficiente en esta vida, siento que ha valido la pena.
Una vez más, agradezco a mis socios, a mi equipo de colaboradores, a mis clientes, a mi familia, a mis amigos y a todos los que he conocido en esta vida. No creo en los encuentros fortuitos; estoy convencido de que las personas que llegan a nuestra vida lo hacen porque así lo dictamina el destino. Al alcanzar cierta madurez, ya no creo en la idea de que el hombre puede conquistar la naturaleza. En cambio, he llegado a comprender que la verdadera sabiduría radica en aceptar nuestros límites; no somos inmortales. Esforzarnos en la vida es necesario, pero no siempre obtendremos todo lo que deseamos.
Trabajo arduamente, como he hecho toda mi vida, no porque el equipo que fundé no pueda sobrevivir sin mí, sino porque, aunque podría ser emocionante retirarme y dejar promesas sin cumplir, sería una irresponsabilidad abandonar mi posición como líder en la plena batalla. Cuando ya no tenga que preocuparme por mis propias necesidades, espero poder ayudar a todos los que me rodean. Así, mi paso por este mundo habrá tenido verdadero sentido. La práctica espiritual no consiste en buscar la sabiduría aislado en las alturas, sino en experimentar, en medio de lo mundano, una vida desapegada, sin limitarse a perseguir deseos materiales solo para uno mismo.
2024, gracias por tu compañía. Sé que nunca habrá otro 2024 en mi vida, pero estoy profundamente agradecido por este glorioso fragmento de tiempo que ha formado parte de mi historia.
Por Jhon Pan
Director General de CHNM Perú