Propuesta de Aranceles a Productos de Chancay Genera Alarma en Perú
Recientemente, Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, planteó la posibilidad de imponer restricciones a los productos enviados al territorio estadounidense a través del puerto de Chancay. La noticia generó un gran revuelo, especialmente en Perú, donde muchos sintieron un impacto repentino. No es para menos, ya que Claver-Carone no es una figura cualquiera; fue designado por Trump como director del Banco Interamericano de Desarrollo en septiembre de 2020.
Según informes de medios estadounidenses, esta propuesta se alinea con la promesa de Trump durante su campaña electoral de imponer aranceles del 60% a los productos originarios de China y del 20% a los provenientes de otras partes del mundo. Sin embargo, el hecho de que los productos que transiten por el puerto de Chancay también estén sujetos a un arancel del 60% resulta alarmante. Afortunadamente, por ahora, se trata solo de una sugerencia y queda por ver si Trump la implementará tras asumir el cargo.
La ministra de Comercio Exterior y Turismo del Perú, Desilu León, comentó en radio RPP que «Estados Unidos no es el principal destino del puerto de Chancay». Este puerto es esencial para conectar América Latina con el resto del mundo, siendo Asia uno de los principales destinos para las mercancías que se envían desde allí.
Es importante recordar que las declaraciones de ciertos políticos no siempre reflejan políticas oficiales. David Tuesta, presidente ejecutivo del Consejo Privado de Competitividad del Perú, subrayó la necesidad de analizar cuidadosamente estas afirmaciones. Aceptó que provienen de una persona con vínculos estrechos con el próximo gobierno estadounidense. En esta línea, el exministro de Comercio Exterior y Turismo, Juan Carlos Mathews, destacó la diferencia entre Trump como candidato presidencial y como presidente.
El canciller peruano, Elmer Schialer, también se pronunció al respecto en radio RPP, afirmando que han estado evaluando todos los escenarios posibles. Recordó que durante el primer mandato de Trump, Perú tuvo un desempeño razonable en términos comerciales y políticos. Cuando se le preguntó sobre la propuesta de Claver-Carone, Mathews respondió negativamente, señalando que independientemente de si el gobierno es republicano o demócrata, Estados Unidos ha descuidado sus relaciones con América Latina. Además, Julio Pérez Alván, presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), opinó que la imposición de aranceles es poco probable.
Entonces, ¿es posible que la administración Trump implemente esta política? Aunque Trump tiene una personalidad impredecible, no tiene la última palabra en el gobierno estadounidense. Existen tres obstáculos significativos que podrían dificultar esta decisión:
- Regulaciones Internacionales: Las leyes y normas del comercio internacional establecen reglas claras. Si Estados Unidos desea implementar esta política, debe asegurarse de que cumpla con las regulaciones establecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Sin embargo, esto parece poco probable.
- Impacto en Relaciones Comerciales: Imponer aranceles elevados a las mercancías que transiten por el puerto de Chancay afectaría negativamente las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Perú, así como con otros países sudamericanos. Esto podría perjudicar los intereses tanto de consumidores como de empresas estadounidenses y tener repercusiones en la economía estadounidense.
- Interferencia en la Soberanía Peruana: Tal medida podría interpretarse como una violación a la soberanía del Perú y afectar las relaciones diplomáticas entre ambos países. Aunque Perú ha aceptado históricamente su rol como «jardín trasero» de Estados Unidos, una imposición tan descarada sobre productos en un puerto peruano podría romper el equilibrio psicológico entre ambos países.
En resumen, los comentarios de Claver-Carone podrían considerarse meras declaraciones grandilocuentes contra China. Aunque podrían convertirse en propuestas legislativas dentro del marco estadounidense o en prácticas internacionales, su implementación resulta difícil. Es posible tomarlas como una broma política más que como una amenaza seria para las relaciones comerciales entre Perú y Estados Unidos.